martes, 8 de noviembre de 2011

En blanco

Escribo. Tacho. Las palabras se agolpan, pero no fluyen. Tímidas, se escudan tras la ventana de mis ojos y observan cómo mi mano, firme, insiste en escribir de manera ininterrumpida sin lograrlo.
Escudriño el papel en blanco, espacio vacío anhelante de sentir la cercanía de la pluma que, deslizándose coqueta, lo envolverá con su tinta aterciopelada y de fuerte fragancia.
Me paro en seco. Palabra, sintaxis, significado, significante... todo se suspende y mi mente se llena de tu imagen, de tu sonrisa hermosa y de tu mirada adusta.
Y otra vez se agolpan las palabras. Me colman, me asustan, me acosan. Inquietudes que carga mi alma y no encuentran salida porque el temor las ciega y las deja perdidas.
Es más fácil en sueños, donde soy la reina y señora del lugar, donde el tiempo transcurre a mi merced. Pero sobre todo, donde nada me toca, nada me hiere, las sombras no me alcanzan y la tiniebla se disipa.
El corazón, potro salvaje, retoma su ritmo. Pero despierto, y muy a mi pesar, descubro que todo está igual que al principio...

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Managua, Nicaragua
Como todos en este mundo, tengo virtudes y defectos. Pero creo que lo más importante para mí, es saber ser amiga, de las que se quitan la camisa para dársela al que la necesita. Fiel a más no poder, sincera, y muy reservada. Amo la buena ortografía y me cuido de tenerla; periodista de profesión y de corazón, madre por decisión. Pero, ¿quién mejor que mis amigos para describirme? Así que esa tarea se la dejo a ellos.