jueves, 8 de enero de 2009

Equilibrio matutino


Dignidad, ante todo. Eso suele decir uno de mis hermanos en son de broma, cuando pasa una situación embarazosa. Pero a veces las circunstancias se acoplan, y hasta se susurran entre sí, diría yo. El objetivo: hacerte pasar la mayor vergüenza de tu vida.

Y ese momento te puede llegar en cuestión de segundos, como aquella nublada mañana en que yo me dirigía hacia la universidad. Estábamos en invierno y, por vivir en un país donde la estación lluviosa -sólo tenemos dos: húmeda y seca- dura seis meses, no resultaba raro que amaneciera lloviznando, luego de una noche de abundante precipitación.

El reloj marcaba unos minutos pasadas las seis. Las paradas de bus estaban llenas y el tráfico ya se comenzaba a incrementar. Pasé un semáforo para subir a la acera, sin embargo debía cruzar la calle para abordar la ruta 119 y llegar a mi centro de estudios.

Me bajé a la cuneta pero inmediatamente retrocedí al notar la cercanía de un bus. De pronto me sentí atrapada pues en la acera había un charco y no podía bajarme porque el autobús me arrollaría. Así las cosas, comencé a caminar como equilibrista al borde del andén, pero resbalé.

Evitando por todos los medios caer al agua sucia, incliné el cuerpo hacia adelante y una pierna hacia atrás, mientras abrí los brazos (como haciendo el 'avioncito') y repetí la "operación no-caer" a cada paso. Pero, en uno de los cambios de pie me deslicé y en vez de pisar nuevamente la orilla de la acera, caí en la cuneta. Me suspendí más veloz que un rayo (recuerden que un bus se acercaba) y comencé casi a correr sobre el borde, siempre en posición de avión.

Tras unos segundos interminables y casi seguramente un par de metros recorridos en tan penosa pose, finalmente llegué a una parte seca y pude enderezarme. Me erguí con una sonrisa genuina en mi rostro y convencidísima de que al menos un par de decenas de ojos se habían despachado desde palco, el pequeño show.

Todo sucedió justo a tiempo para ver la 119 estacionada al frente. "Qué jodido", me dije, "dignidad ante todo". Así que me acomodé la mochila al hombro, crucé rápidamente la calle y abordé la ruta que, más que llegar a tiempo, había llegado en mi rescate.

2 comentarios:

  1. /me ríe

    =$

    Sé que no debería pero xD

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  2. Ja ja ja ja... yo también me río mucho (por lo mío y por lo ajeno xD) así que ahí vamos....

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Como todos en este mundo, tengo virtudes y defectos. Pero creo que lo más importante para mí, es saber ser amiga, de las que se quitan la camisa para dársela al que la necesita. Fiel a más no poder, sincera, y muy reservada. Amo la buena ortografía y me cuido de tenerla; periodista de profesión y de corazón, madre por decisión. Pero, ¿quién mejor que mis amigos para describirme? Así que esa tarea se la dejo a ellos.