domingo, 10 de enero de 2010

Día de mis Reyes


Día de los Reyes Magos. Ciertamente en mi país es una fecha cuasi perdida. Se menciona sí, pero no pasa a más.

En eso meditaba hace un par de noches mientras caminaba a prisa en una calle semi oscura de mi querida Managua. Pensar en la tradición que viven otros países de ofrecer regalos este día, hizo aflorar en mí una melancólica sonrisa puesto que me remonté a los años en que –cada Navidad, como es nuestra costumbre- abría los regalos con la avidez propia de un niño que desea descubrirlo todo.

Sumergida en tales recuerdos, de pronto sentí como si una nube de luz bajara del mismísimo cielo para iluminar mi mente y mis pensamientos dieron un drástico giro. Conté uno a uno, los mil y un regalos que me ha ofrecido la vida. Y danzaron en mi mente los rostros de aquellos y aquellas que me han acompañado en diferentes tramos de este mi andar por el mundo.

Me sentí profundamente agradecida. Mi corazón palpitó con más fuerza mientras mi pecho se henchía. Estremecida y conmovida visualicé algunos momentos específicos, quizá no más –ni menos- importantes que muchos otros, pero que en ese justo instante quizá lo colmaron todo.

Y repasé las noches enteras en que sentada junto a Poncho, a veces en silencio, dejé que mi alma buscara la suya para murmurar suavemente sus penas. Las hermosas charlas con el Padre Amézola (q.e.p.d.) que me permitían renovar las fuerzas… O, los días interminables en que el Negro me cuidó y se esforzó por confortar ese pedazo de mí que no hallaba consuelo.

La vez que la Jessly, no sé cómo, llegó a mi casa para ayudarme cuando yo me rendí ante todo. Y esa tarde en que, sola –mas no desamparada- sinceramente compungida, mi abuelita me abrazó para decirme que mi progenitora ya no estaba pero ella sería a partir de entonces, dos veces mi madre…. O el día en que la Claudita me abrió las puertas de su casa porque yo necesitaba urgentemente alejarme de todos; me compró un queque, porque era mi cumpleaños.

Y puedo seguir enumerando gentes muy cercanas y no tanto. Situaciones. Dolores, angustias, llantos. Oídos, hombros, manos dispuestas a sostenerme, a enjugar mi llanto… o tan sólo escuchar un desahogo, una queja.

Llegué a una conclusión: he vivido rodeada de hombres y mujeres que vienen a ofrecerme, en vez de incienso oro y mirra, amor, cariño, comprensión, solidaridad, amistad sincera….. Definitivamente, mi existencia está plagada de reyes y reinas sin corona que me han regalado sentimientos y emociones a manos llenas.

(Escrito el 6.1.10)

2 comentarios:

  1. Muy hermoso...
    Tuve un sentimiento similar al observar las tradiciones de ese día en otro país diferrente al mío, y sentí el deseo de convivir de la misma manera.

    Pero me uno a tu acotación y puedo decir que entonces debe buscar en mis recuaerdos a mis reyes XD

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  2. Ja ja ja... no dudo que encontrarás muchos ;-)

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Managua, Nicaragua
Como todos en este mundo, tengo virtudes y defectos. Pero creo que lo más importante para mí, es saber ser amiga, de las que se quitan la camisa para dársela al que la necesita. Fiel a más no poder, sincera, y muy reservada. Amo la buena ortografía y me cuido de tenerla; periodista de profesión y de corazón, madre por decisión. Pero, ¿quién mejor que mis amigos para describirme? Así que esa tarea se la dejo a ellos.